miércoles, 25 de marzo de 2009

La Madre Tierra: 11 marzo 2009


Su labor es humanamente divina.

Sean como niños, sencillos, alegres, amorosos: 'Quien no tiene alma de niño no podrá entrar en el Reino de los Cielos'.

Este es ya el Cielo, pero solo los niños lo saben. Después los obligan a olvidarlo.

Sean como ellos, tan cerca de la Tierra pero mirando siempre hacia arriba: lo terreno y lo divino en un cuerpo pequeñito.

Sean como los árboles, con las raíces bien plantadas en la tierra y las ramas siempre buscando el cielo: Majestuosos; respetuosos; silenciosos; impecables.

Sean como ellos, que no alardean de su sabiduría. Solo están ahí, plantados; esperando; ofreciéndose a todo, incluso a su propia destrucción. No huyen, no temen: se ofrecen. Ofrecen su sabiduría a quien quiere escucharla.

En un árbol todos tienen cabida: jóvenes y viejos, niños y adultos, pobres y ricos.

Sean ustedes así, no limiten el mensaje, no crean que alguien, por cualquier motivo, no es digno de recibirlo.

¡Entréguense!

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