Pequeña, recuerda, que entre más adentro estés en lo que crees es tu vida, tus sentimientos y frustraciones, sueños y decepciones, significa que duermes aún.
He hablando, lo sigo haciendo y lo seguiré haciendo.
Tú estás dormida. Mientras así sigas, no escuchas más que levemente mi arrullo. Deja de soñar. Déjalo todo en el sueño. Despierta y veme. Poco a poco, tus sentidos se acostumbrarán a mi presencia, se despejará el sopor del sueño y completamente despejada sabrás que estás en mis brazos y que no he parado de hablarte.
Ese es el Uno que necesito que seas, todo en ti ahora y siempre.


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